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La situación de la responsabilidad profesional médica en otros países.
Enero - Febrero 2010


APM entrevistó a personalidades de la salud y el derecho de distintos países de Íbero Latinoamérica, con el fin de conocer la situación y el tratamiento de los casos judiciales sobre responsabilidad médica. A continuación las primeras respuestas.

Representantes de distintos países de Íbero Latinoamérica respondieron a la convocatoria de APM, quien los invitó a brindar su visión y experiencia sobre el tratamiento de los casos de responsabilidad médica a partir del siguiente cuestionario.

a) ¿En los últimos años se registra en su país un incremento de los reclamos económicos por responsabilidad profesional médica? En tal caso, ¿Cuáles son los principales factores de riesgo que contribuyen a que aumenten los reclamos judiciales? Si no es así, ¿Por qué, qué acciones están llevando adelante al respecto?

b) ¿Cuáles son las especialidades mas afectadas y qué grado o porcentaje de acogida tienen los reclamos judiciales?

c) ¿Cuáles son las principales medidas que ayudarían a prevenir los reclamos?

d) ¿Las instituciones de salud y las compañías de seguro desarrollan Programas de Prevención y Gestión de los Riesgos Médico legales?

e) ¿Qué sistema de cobertura económica tienen los médicos e Instituciones de Salud en su país?

A continuación, los artículos que nos hicieron llegar desde Perú la Dra. Luz Loo y el Dr. Darwin Hidalgo, presidenta y vocal respectivamente de la Federación Peruana de Administradores de Salud; y el Dr. Andrés Santiago Sáez, Jefe del Servicio de Medicina Legal del Hospital Clínico San Carlos. España.


Dra. Luz Loo y Dr. Darwin Hidalgo, presidenta y vocal respectivamente, de la Federación Peruana de Administradores de Salud. Perú.

Dra. Luz Loo, presidenta de la Federación Peruana de Administradores de Salud. Perú.En Perú se nota un incremento en los reclamos económicos por responsabilidad profesional por diversas causas entre las que están impericia, negligencia y las propias complicaciones especificadas en el consentimiento informado pero como la información es mal manejada o el paciente no está bien informado, se difunde como que todo es negligencia.

Se añade a ello el desconocimiento de los propios profesionales abogados que se suma a la gestión poco adecuada de los procesos de responsabilidad profesional.

Dr. Darwin Hidalgo, vocal de la Federación Peruana de Administradores de Salud. Perú.Lo que esta ocurriendo en el Perú, es aquello que ha venido ocurriendo en otros países, el empoderamiento del paciente en base a un mayor acceso a la información y un desarrollo de la cultura del respeto por el consumidor. En este sentido, lo que se ha venido incrementando con mayor énfasis han sido los reclamos por presuntas negligencias o defectos en los servicios de salud, de los cuales un poco porcentaje se ha encaminado únicamente en la búsqueda de la reparación económica (demanda de indemnización por daños y perjuicios). La mayor parte de los reclamos, optan por perseguir al medico simultáneamente por la vía penal, administrativa (protección al consumidor) y ética, con el objetivo de lograr un acuerdo reparatorio anticipado.

No obstante, en los últimos años se ha visto un incremento de las pretensiones indemnizatorias, apoyado indirectamente por el Estado, cuando por denuncias públicas de presunta negligencia grave, como es el contagio de VIH a niños en un Hospital del sector Salud o el caso de la amputación de pierna equivocada en un Hospital de la Seguridad Social, termina otorgando importantes sumas reparatorias.

Las condiciones de salud no óptimas, la alta publicidad que recibe algunos casos de presuntas negligencias médicas, las voces políticas oportunistas que buscan réditos señalando la necesidad de implantar un seguro obligatorio de responsabilidad, son algunas de las principales causas, que junto a las mencionadas incrementan las posibilidades de reclamos y solicitudes de indemnización.

Al respecto, el Sector Salud ha tratado de implantar y fomentar sistemas de calidad y seguridad del paciente, que por limitaciones de personal y dinero que permita implementar todas las medidas que se quisieran, al parecer no habrían tenido un gran impacto.

Las especialidades quirúrgicas en mayor porcentaje son Ginecología, Cirugía Plástica, Anestesiología). En algunos casos, se arreglan antes de ser reclamo en muchos de los hospitales que cuentan con una Oficina de Calidad o con personal entrenado para el manejo de quejas. En otros casos, los profesionales abogados manejan las demandas con desconocimiento del hospital enterándose los profesionales de la salud cuando los procesos ya están avanzados.

Por su parte los reclamos judiciales van teniendo mayor acogida, particularmente a nivel penal y hay casos de manejo inadecuado de los procesos por desconocimiento de la parte legal y de los acontecimientos (el como suceden realmente los hechos en salud, no es tema de check list).

Las principales medidas que ayudarían a prevenir los reclamos son: 1)Capacitación en responsabilidad legal de los gestores en salud y de los profesionales médicos. 2) Capacitación de profesionales médicos en la gestión de procesos asistenciales. 3) Implementación y mejoras de los sistemas de seguridad y gestión de riesgos. 4) Auditorías y Gestión de no conformidades: enfocado en calidad y no como un proceso punitivo. Por otro lado, también ayudaría la capacitación de medios de comunicación, las estrategias de difusión de responsabilidad legal y de derecho y deberes de los pacientes, la mayor difusión del documento Consentimiento Informado y la humanización de la atención, mayor comunicación, mejor trato al paciente y familiares

En Perú no existen cobertura ni compañías de seguro que brinden esta clase de seguros de responsabilidad profesional, tampoco hay quienes desarrollen programas de prevención o gestión de riesgos médicos legales. Lo único que se esta trabajando es la gestión de riesgos hospitalarios y seguridad del paciente, en todos los hospitales. Además, el MINSA y la Seguridad Social (los dos mas grandes prestadores de servicios del País), han creado oficinas de defensoría del paciente, por el que se atiende reclamos de los usuarios.


Dr. Andrés Santiago Sáez, Jefe del Servicio de Medicina Legal del Hospital Clínico San Carlos. España.

Dr. Andrés Santiago Sáez, Jefe del Servicio de Medicina Legal del Hospital Clínico San Carlos. España.En España, al igual que ocurre en la mayoría de los países de nuestro entorno sociocultural, se están produciendo una serie de cambios en el marco legal de la asistencia sanitaria que están influyendo claramente en dicha asistencia. Básicamente, y resumiendo una realidad mucho más compleja, está aumentando el número de reclamaciones (judiciales y extrajudiciales) de los pacientes contra los profesionales sanitarios. Este aumento de la presión legal por parte de los pacientes va acompañado de un déficit en la formación médico-legal de los profesionales sanitarios y una general falta de adecuación de las estructuras sanitarias para afrontar esta situación.

El sistema público de cada Comunidad Autónoma suele concertar una póliza colectiva con una compañía aseguradora renovable por tiempo definido. En este momento en Madrid el Servicio Regional de Salud (que da cobertura a toda la población de Madrid) tiene suscrita la póliza de responsabilidad profesional con la compañía QBE.

A nivel privado, cada profesional concierta su propia póliza y las instituciones privadas también eligen su tipo de póliza de cobertura del seguro de responsabilidad profesional.


¿Qué causas pensamos que están detrás de este aumento del número de reclamaciones? Son muchas, y numerosos autores han incidido en ellas. En nuestra opinión las más importantes son las desarrolladas a continuación.

En primer lugar el frecuente incumplimiento de las expectativas del propio paciente referentes a su estado de salud. El deseo de estar sano a menudo está reñido con la realidad sanitaria. En cualquier caso se debe señalar que estas expectativas "poco razonables" a menudo están fundadas en una información sesgada e incompleta que los profesionales sanitarios no hemos aclarado suficientemente. También hay que destacar la gran cantidad de información deficiente que circula en los medios informativos generales y que es frecuentemente asumida como cierta por los pacientes.

En segundo lugar, existe una mayor concienciación por parte de los pacientes sobre sus derechos. En España este hecho se une al incremento en la facilidad para presentar reclamaciones propiciado por las autoridades sanitarias. Se han creado diferentes organismos encargados de recoger y tramitar las quejas de los pacientes a todos los niveles, desde oficinas de atención a los pacientes en hospitales y centros de salud, a entidades mayores y más estructuradas como las defensorías del paciente de las comunidades autónomas (En España existen 17 Comunidades Autónomas, todas con gestión sanitaria transferida desde el gobierno central). También juegan un importante papel los colegios profesionales y las entidades municipales encargadas de recoger las reclamaciones de los consumidores (que también incluyen las reclamaciones provenientes de la asistencia sanitaria privada).

En tercer lugar también existe, en algunas ocasiones, un evidente deseo de lucro económico por parte de los pacientes. Las noticias frecuentemente aparecidas en los medios de comunicación general sobre altas cuantías pagadas con motivo de una deficiente asistencia sanitaria estimulan a probar suerte a los que creen encontrarse en esa situación. Pero muy frecuentemente esta información circulante es incompleta debido a que no se mencionan los casos en los que las reclamaciones no se atienden por los tribunales, o en los que las elevadas cuantías fijadas en primera instancia son rebajadas drásticamente por los tribunales superiores.

Un cuarto y último factor, aunque insistimos en que existen muchos más, sería la degradación progresiva de la calidad de la comunicación entre los pacientes y los profesionales sanitarios. La existencia de grandes estructuras hospitalarias unida a la tecnificación de la asistencia está afectando a la relación médico-paciente. La ruptura del canal de comunicación entre paciente y profesional es un requisito previo a muchas reclamaciones judiciales. Y es evidente, y bien conocido por todos los que nos dedicamos a la medicina legal, que cuidar la calidad de comunicación con los pacientes es la mejor medida preventiva que podemos adoptar contra las demandas sanitarias. Mantener un adecuado y fluido canal de comunicación nos permite, entre otras cosas, aclarar malentendidos, retomar un tratamiento o pedir disculpas por un error, todas ellas son medidas que disminuyen drásticamente las posibilidades de ser demandados.

Esta situación de aumento de las reclamaciones legales de pacientes, evidente para los profesionales e instituciones que nos dedicamos a ello, es sin embargo de difícil objetivación. En España no disponemos de registros centralizados fiables que nos permitan hacer estimaciones generales sobre la importancia de este incremento en el número de reclamaciones. La atención sanitaria pública está segmentada según comunidades autónomas (17 en total). Cada una de ellas con un aseguramiento de la responsabilidad civil sanitaria y unos registros diferentes. Además, las reclamaciones presentadas contra la atención sanitaria privada llevan una vía judicial diferente, y habitualmente son aseguradas también por compañías distintas. Por último, todos los conflictos planteados y solucionados extrajudicialmente quedan registrados en las entidades que los han tramitado y que son de muy diversa índole (colegios profesionales, oficinas municipales de información al consumidor, asociaciones de consumidores y usuarios, defensorías de los pacientes, etc.). A este problema de la gran fragmentación y dispersión de los datos se añade la especial protección legal de la que gozan los datos personales (especialmente cuando contienen datos referidos a la salud de las personas).

No obstante, todas las series apuntan a un progresivo aumento del número de reclamaciones legales contra médicos y otros profesionales sanitarios. Por poner simplemente un ejemplo, la Oficina del Defensor del Paciente de la Comunidad Autónoma de Madrid tramitó en el año 2003, 702 reclamaciones de pacientes. Esta cifra se incrementó a 2034 en el año 2008.

¿Qué consecuencias tiene esta situación? Son varias, y en general no deseables ni para el paciente ni para la sociedad.

En primer lugar, el hecho de ser reclamado judicialmente tiene consecuencias evidentes y perjudiciales para los profesionales sanitarios afectados. Un estudio piloto que está realizando la Escuela de Medicina Legal y Forense de la Universidad Complutense de Madrid indica que existe un grave sufrimiento personal (con consecuencias profesionales, pero también familiares) por parte de los profesionales reclamados. Este hecho, independientemente de sus consideraciones económicas, constituye "per se" un problema de recursos humanos que se debería abordar.

En segundo lugar, el aumento de la presión legal favorece la aparición de la denominada "medicina defensiva". Entendida como la elección de actos profesionales que, no siendo incorrectos, no son los más adecuados para una situación clínica determinada, motivados por el miedo del profesional a la reclamación legal. Esta "medicina defensiva" tiene dos consecuencias muy indeseables: empobrece la práctica profesional e incrementa los costes económicos, como veremos más adelante.

Y en tercer lugar, el evidente aumento de los costes económicos asociados a la asistencia sanitaria. Este aumento proviene del incremento en los costes de las primas del seguro de responsabilidad civil profesional, del aumento en el número de pruebas diagnósticas complementarias cuya finalidad principal es "cubrir legalmente" al profesional sanitario, y de la disminución en el número de pacientes atendidos por unidad de tiempo al aumentar los requisitos burocráticos derivados del cumplimiento de las normas legales y administrativas.

Todos debemos tener claro que estas consecuencias, aunque primeramente son sufridas por los profesionales sanitarios, acaban repercutiendo en la calidad y coste de la asistencia sanitaria, y por tanto en toda la sociedad.

En cuanto a las especialidades médicas más reclamadas en España, todas las fuentes coinciden en que la cirugía ortopédica y traumatología (COT), y la ginecología y obstetricia son las más demandadas. El estudio de la Subdirección de Inspección Sanitaria del Instituto Nacional de la Salud, realizado sobre 2136 reclamaciones de pacientes ocurridas en el periodo 1995-2000, señaló que las especialidades más reclamadas eran, por la cirugía ortopédica y traumatología (14,38%), ginecología y obstetricia (11,78%), medicina general (11,41%) y cirugía general (7,82%). El estudio de la reaseguradora Willis, sobre 5000 reclamaciones presentadas en el periodo 2005-2007, señala como las más reclamadas a la cirugía ortopédica y traumatología (17,6%), ginecología y obstetricia (15,1%), cirugía general y digestivo (7,8%) y urgencias (7,2%). Por último, el estudio realizado por la Escuela de Medicina Legal y Forense de la Universidad Complutense de Madrid (sobre 1899 sentencias judiciales referidas a praxis médica) señala como las más reclamadas judicialmente a la cirugía ortopédica y traumatología (15,69%), ginecología y obstetricia (15,33%), urgencias (14,53%) y cirugía y medicina estéticas (11,58%).

Podemos observar que existe bastante coincidencia en todas las series. ¿Qué tienen la cirugía ortopédica y traumatología y la ginecología y obstetricia que las hace más vulnerables a la reclamación legal? Creemos que además de la potencial peligrosidad de algunas de sus maniobras, algo por lo demás común con otras muchas especialidades, las dos comparten una característica: tratan a pacientes con expectativas de "no enfermedad". La obstetricia trata a madres sanas con la expectativa feliz de un nacimiento. Una complicación obstétrica, además de las muy importantes consecuencias para la madre y el niño que puede tener, rompe dramáticamente esta expectativa. Un sujeto sano que sufre un accidente de cualquier tipo que le provoca importantes secuelas físicas pasa bruscamente de ser alguien sano a alguien con limitaciones. Este hecho, muy frecuentemente no asumido, lleva a trasladar la responsabilidad a los médicos que han realizado la asistencia sanitaria (muy frecuentemente traumatólogos).

¿Qué soluciones se están arbitrando para afrontar esta situación? En este ámbito de actuación la teoría es difícil de trasladar a la realidad. Además la fragmentación en la gestión sanitaria tampoco ayuda a tomar medidas efectivas. No obstante, existen una serie de medidas de utilidad comprobada que se están progresivamente implementando.

En primer lugar, se están promoviendo los programas de prevención y detección temprana de errores asistenciales. Aumentar la seguridad clínica de los pacientes es aumentar la seguridad legal de los profesionales sanitarios. Es de destacar el importante esfuerzo de la Comunidad Autónoma de Madrid, a través de la Subdirección General de Calidad de la Consejería de Sanidad (Organismo autónomo dependiente de cada Comunidad Autónoma que hace las veces de Ministerio de Sanidad), en crear toda una estructura que vele por la seguridad clínica de los pacientes, es decir las recientes “Unidades de Gestión de Riesgos Sanitarios”, tanto en los centros hospitalarios como en las gerencias de Atención Primaria de Salud.

En segundo lugar, mejorar la comunicación asistencial a todos los niveles, tanto paciente-profesional como entre los mismos profesionales sanitarios. Una medida tomada en este sentido es la de potenciar los “Servicios de atención al paciente”, donde éstos pueden presentar sus quejas y protestas y obtener una explicación o una solución a las mismas.

En tercer lugar, aumentar la "cultura legal" de los profesionales sanitarios. Conocer el marco legal de la práctica médica (y las consecuencias de su quebrantamiento) ayudan a respetarlo.

En cuarto lugar, adecuar las estructuras sanitarias a la nueva situación. A este respecto es destacable la creación de “Servicios de medicina legal hospitalaria” como el del Hospital Clínico de San Carlos de Madrid. Estos servicios no sólo colaboran en difundir y hacer respetar el marco legal de la atención sanitaria, sino también en incrementar la seguridad clínica hospitalaria.

En quinto lugar, apostar resueltamente por un marco extrajudicial para la resolución de los conflictos ocasionados por la asistencia sanitaria. La judicialización de este tipo de conflictos va en detrimento de todos: aumento de los problemas legales para los profesionales sanitarios, retraso en la solución de los problemas para los pacientes y, por último, incremento de la carga de trabajo para los tribunales de justicia.

En sexto, y último lugar, y apoyando el punto anterior, la creación de un baremo específico para daños derivados de la asistencia sanitaria. Como ha demostrado la experiencia del baremo de secuelas derivadas de accidentes de circulación, la existencia de un baremo de referencia propicia los acuerdos extrajudiciales y aumenta la rapidez con la que se solucionan este tipo de conflictos.

 

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